martes, 19 de noviembre de 2013

DIARIO DE CAMPO SECCION III


TALLER “LA LETRA CON PIÑA ENTRA”

FECHA: OCTUBRE 17 DE 2013
LUGAR: AULA DE CLASE (Instituto Universitario de Caldas) Manizales.
HORA INICIACIÓN: 4:00 pm
HORA DE FINALIZACION: 6:35 pm
PARTICIPANTES: Grupo tercero A Sección II
Texto de lectura: Taller la letra con piña entra
Autor: Clara Cuervo

Descripción y narración  de las estrategias de lectura: antes, durante y después de la lectura del texto.
Primer momento:
 en primer lugar les habia pedido con anterioridad las frutas. Para este momento ellos estaban a la expectativa pues no sabían para que era la fruta. Les pedí que dejaran la fruta sobre la mesa e iniciamos con la dinámica de “ritmo” para que cada uno nombrara una fruta sin repetir.
Segundo momento: para iniciar les pedí que tocaran la fruta con los ojos cerrados para lograrla sentir de una forma mas detallada, como era su textura, que formas tenia…, luego que abrieran los ojos y la observaran en su color, que dibujaran su fruta describiendo colores, texturas, dimensiones, peso, a que se les parece?, toque la fruta: ¿Qué siente al presionarla? ¿Cuál es su textura? cierre los ojos y huela la fruta: ¿A qué huele? 




Siguiendo con esta exploración sensorial y emocional, luego les di instrucciones para pelar cada una de las frutas.
Pelemos la fruta:        
 Lleve la fruta a su boca y saboréela lentamente: ¿A qué sabe?
¿Qué sabor nos deja en el paladar?
¿Por qué tendrá ese nombre?
¿Cuáles beneficios o para que sirve cada fruta?


  


luego, como estaban tan motivados y sensibilizados con las frutas, seguimos con el cuento de "el corazón de la piña" donde les pregunte que se podían imaginar con este nombre y que lo dibujaran.


EL CORAZÓN DE LA PIÑA

Al principio, cuando el amor se le despertó una mañana de abril, a las nueve y cuarto, ella tenía el corazón tierno y delicado.  Apenas abrió los ojos le pareció que estaba más bonita y, para comprobarlo, se contempló durante largo rato en el espejo de agua de la fuente. Era verdad. Aquella mañana se descubrió un coqueto moño verde en la cabeza y advirtió que en su cuerpo, de repente robusto y sonrosado, naufragaba un aroma imperturbable, un nuevo perfume que le salía del corazón en forma de suspiros. Se sintió feliz. Permaneció otra larga hora observando su reflejo en el espejo de agua; acicalándose el moño imponente, saboreando el olor de su perfume que se olía a treinta y tres metros de distancia.
Entonces todas las narices del vecindario comenzaron a aspirar el aroma, a perseguirlo con los ojos hasta que la encontraron caminando indecisa por entre los cultivos.
--¿Quién es ella? --Preguntó un limón amargo, que al verla se puso verde de emoción.
--A ti qué te importa --le contestó su prima hermana, la vanidosa mandarina.
--Es una chica especial --dijo un banano pecoso y se frotó las manos,
dispuesto a enamorarla.
--Tiene el perfume del amor --opinó un plátano hartón que se aburría
colgado del racimo.
--¡Es verdad! --Aseguró el banano y corrió ansioso tras la hermosa chica.
--¿Cómo te llamas? --Preguntó susurrándole en el oído cuando la alcanzó.
--Me llamo Piña. Piña Perolera suspiró la fruta, envolviendo con la niebla de su perfume la cáscara, el cuerpo y el corazón del banano.
--Yo me llamo Banano. Banano a secas --se presentó el galán a tiempo que le dio un beso en la mejilla.
La piña se puso colorada hasta el moño, pero se sintió la fruta más feliz del universo.
--Eres dulce y hermosa --la piropeó el banano.
--¿Verdad? --Suspiró confundida la piña y otra vez su aroma imperturbable envolvió la cáscara, el cuerpo y el corazón del banano, que, embriagado con el perfume, se volvió loco de amor y le dijo las palabras más dulces del mundo, le suspiró sus ansias, le prometió cielo y tierra; le regaló un collar de azahares de su esposa, la naranja ombligona --pues el banano era casado--. Y, con tantas atenciones, la piña se dejó endulzar el oído y el banano olvidó su compromiso de señor casado. Embriagado de amor por la piña le ofreció matrimonio y, a la una en punto, se casaron por lo civil en la notaría veintiuna, luego de dos horas como un siglo de romance.
La piña estaba feliz: había conocido el amor de un solo golpe. A la una y media los recién casados se fueron a la luna de miel, y a las tres, cuando regresaron, el banano recordó que estaba casado con la señora Naranja Ombligona  y que debía mantener una docena de naranbanos, sus hijos. Y aunque amaba mucho a la piña, decidió contarle la verdad justo a las tres y cuarto de la tarde, cuando ésta empezaba a acomodar los regalos de matrimonio.
La piña, sorprendida por la confesión de su marido, se ofuscó mucho: le rasguñó la cáscara y se arrancó, de pura rabia, el moño. Luego se puso a llorar quedito hasta que se le agotaron las lágrimas. El banano le pidió mil perdones; pero ella, enfurecida, rompió los regalos en su cabeza, le gritó ruin, aprovechado, oportunista, traidor, y todas esas cosas que gritan las mujeres cuando están dolidas en su amor propio. Luego maldijo la hora en que lo conoció y por último, le echó de casa. A las cuatro en punto el banano regresó a su antiguo hogar donde sus hijos y su mujer, doña Naranja Ombligona, esperaban para entablarle pleito por enamorado y echarle, a su vez, de casa con el corazón hecho una compota. Mientras tanto la piña se sumió en un silencio profundo, muy parecido a la tristeza. Y aunque otros vinieron a conquistarla, a enamorarla, ella los dejó pasar sin atenderlos porque, según dicen por ahí, el desengaño le endureció el corazón.
Por eso si ustedes ven una piña y le preguntaran por qué tiene el corazón tan duro y desabrido, ella le responderá con tristeza que fue por culpa de un amor.
Pedro Baquero
BAQUERO, Pedro. El rey de la salsa. Bogotá: Magisterio, 1996.


En el tercer momento:
Hicimos la  socialización  de tres integrantes de los primeros círculos de lectura y tres compañeros del curso. Y en este transcurso fue donde pude evidenciar el proceso que llevan los participantes del circulo y los que no han participado; sus opiniones son mucho mas certeras pero con una capacidad de imaginación increíble, es por esta razón es que  “algunos piensan que el maestro no es un vendedor de libros. Sin embargo, sí es un “vendedor de historias” ya que un comentario suyo puede llevar a un estudiante a leer por su cuenta y de modo desescolarizado uno o más libros. Como afirma Irene Vasco (2008): “Enseñar a leer, antes de aprender a leer; es decir, antes de aprender a decodificar símbolos alfabéticos, es tan necesario como enseñar a lavarse los dientes. Es por esto que iniciar a los más pequeños en la vida de la lectura, es uno de los peldaños más importantes en la educación inicial”.  (Tomado de maestro de literatura, 1 capitulo- Marta Fajardo Valbuena). Y no se trata de imponer libros ni criterios obsoletos para la aplicación  del aprendizaje de la lectura, lo que necesitamos son maestros convencidos primero por su amor a la educación  y a la mejora continua de nuestros niños y jóvenes para que a través de estas diferentes opciones ellos puedan explorar un mundo de fantasías e imaginación nunca antes alcanzado.
Por ejemplo en la asignatura de adquisición del lenguaje hablábamos de que niño aprende desde su propio contexto o medio en el que habitualmente se desenvuelve, pero con esta experiencia desde los círculos de lectura en voz alta podemos ser testigos del desarrollo en su lenguaje, ampliando su vocabulario, mejorando la atención y concentración y sobre todo ejercitando su imaginación y creatividad  porque al contar los cuentos o al realizar las lecturas, ellos se meten en el cuento y parece como si lo estuvieran viviendo, claro que con la ayuda de todas las estrategias, esto aumenta mucho mas los beneficios de esta técnica.




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